Hay muchos blogs y muy buenos, dedicados a lo que se conoce como rock nacional, a su historia y difusión de canciones, grupos y discos.
No pienso competir con ellos... sería infructuoso para mí y carente de sentido.
Lo que pretendo en este espacio es compartir una serie de rarezas, anécdotas varias y dulzuras eternas, que he ido descubriendo en este camino de tratar de conocer mejor a los hombres detrás de los ídolos... cuestiones que los hacen más humanos y más grandiosos a su vez...
Espero lo disfruten, yo por cierto lo haré...
"Bienvenidos al tren"

domingo, 21 de octubre de 2012

Fragmento de "Escuchá qué tema": Muchacha (ojos de papel) Almendra. Luis Alberto Spinetta.

El siguiente análisis es un fragmento del libro "Escuchá qué tema. La filosofía del rock nacional". De  Alejandro Rozitchner. Ensayo. Buenos Aires, Editorial Planeta. 2003. 

1
Muchacha ojos de papel,
¿adónde vas? Quédate hasta el alba.
Muchacha pequeños pies,
no corras más. Quédate hasta el alba.

Muchacha ojos de papel: Para empezar, "muchacha", ¿por qué "muchacha" y no "piba", "flaca", "chica"? (Hay gente que usa extrañamente el "chico", o "muchacho" para llamar a un flaco en la calle. En Venezuela de repente te dicen: "epa, bachiller") Podríamos decir que el uso de la palabra "Muchacha" tiene el sentido de introducir una especie de fineza, como si fuera la primera piedra para construir un ambiente poético intencional, pero la intensidad del tema, el hecho de que sea un tema que se adueñe tan fácilmente del corazón que lo recibe, hace que una lectura mal intencionada sea imposible. En la barra de un happy hour conversaba el sábado a la noche con Ximena, mi esposa, sobre este análisis. Ella opinó que "muchacha" venía del pasaje natural de lo homosexual adolescente a la heterosexualidad adulta, que la "muchacha" era una mujer que había surgido de un "muchacho" previo. Es decir, que la palabra "muchacha" designaba un primer nivel de diferenciación sexual, en una canción que puede con justicia ser considerada una joya emocionante del amor adolescente. Me convenció su punto de vista. Qué bien hice en casarme con ella.

Después está el asunto de los ojos de papel. Los ojos de papel, le decía a mi mujer en esa barra de un feliz happy hour el sábado a la noche, eran una imagen comprensible de modo directo, pero no podía transformarla en pensamiento. A lo sumo podía decir que el papel, quebradizo, acentuaba el carácter plano de una mirada que ayudaba a representarme los ojos de esta muchacha enamorada. A mi me sugiere una mirada extática, quieta, arrobada, fija. Ojos en los que se puede leer, como en un papel. Ella le dio otra vuelta. Me dijo que el papel era la representación perfecta de lo ideal, sea porque en el papel aparece lo escrito o porque en él se imprime una foto, falta de dimensión y de carnalidad. Ojos de papel son ojos idealizados, ojos que no tienen carne. Me convenció.

Después viene la pregunta "¿adónde vas?". Entiendo masculinamente que la mujer va para algún lado y es interceptada por uno. La pregunta clásica, ¿solita?, muestra este sentido, que podemos extrapolar a una dimensión simbólica. ¿Adónde ibas en la vida cuando yo te encontré, y por qué no torcés tu rumbo para juntarlo con el mio? Suponiendo que el hombre sabe adonde va y que el ir de la mujer es en parte un ir que espera ser interceptado por la pregunta de un hombre que la intercepta. Ximena me dijo que para ella en la adolescencia las mujeres se llevaban el mundo por delante, que eran más poderosas que los hombres, y que tal vez la pregunta tenía que ver con que el pibe estaba un poco asombrado de la certidumbre de ella. Puede ser.

En todo caso después dice "quédate hasta el alba". Puede ser equivalente a un prosaico "no te levantes del lecho de amor, no te vayas a tu casa, quedate conmigo hasta que se haga de día", realizando la fantasía universal de dormir con la persona a la que uno quiere, o, como me sugirió la muchacha que es mi esposa, este "quédate hasta el alba" puede también querer decir que él desea que ella se materialice, que forme parte del día, de lo visible, que pase de ser un ser nocturno, hecho defantasía y deseo, a existir como un animal de día, pleno, concreto, tocable, dormible y visible.

2
Sueña un sueño despacito entre mis manos
hasta que por la ventana suba el sol.
Muchacha piel de rayón,
no corras más. Tu tiempo es hoy.

Cuando llegamos al "sueña un sueño despacito entre mis manos" a mí me dieron ganas de llorar. La hour seguía siendo muy happy, pero me emocioné pensando en esa imagen de ternura tan lograda y recordando cuando yo era un adolescente conflictuado (redundancia: ser adolescente es -como la palabra lo dice- ser conflictuado) y escuchaba este tema en Caracas. Era como si Buenos Aires, mi ciudad entonces adorada a la distancia -hoy es adorada en presencia- me llegara toda de golpe por una hendija en la ventana de la mente. ¿En qué ciudad extraordinaria existe un ser de tal delicadeza y genio poético emocional como Spinetta- pensaba yo- capaz de inundar el universo social con un agua de emoción tan intensa y a la vez delicada y fina y potente y de semejante belleza? ¿Yo vengo de ahí, esa es mi ciudad, Bs As existe? Cuento todo esto porque creo que aunque uno no esté en otro lado esta canción comunica un poco la sensación de un mundo distante, pasado o inalcanzable, de un mundo en la que la delicadeza y la fuerza arrasadora de la emoción pueden existir de manera clara. Por lo general tanta emoción está contraindicada por los rigores de la vida. No es culpa del mundo, es uno el que no se juega tanto.

Sueña un sueño despacito entre mis manos: ¿se puede soñar despacio? Es un despacio que alude a lentitud pero también a suavidad. ¿Se puede soñar entre las manos de otro? En un nivel de entrega total, en la confianza y la intimidad amorosa. Hasta que por la ventana suba el sol: hay un paso del sueño a la realidad del día, un aterrizaje o advenimiento del mundo soñado al mundo de las cosas cotidianas. Casi podríamos decir que lo emocionante del tema es que propone Y LOGRA hacer presente en el día lo que corresponde al mundo oculto de la noche o de la fantasía.

"Muchacha piel de rayón": ¿Qué es el rayón? Una tela barata con la que se suplantó a la seda cuando, por la guerra, no se fabricó más. Se hacían medias y vestidos. ¿Piel de rayón? ¿Le está diciendo grasa a la mina? Piel de rayón quiere decir: una piel de suavidad corriente, suave pero no pretenciosa. Esto revela la fuerza de ese amor, que no necesita hacer de su objeto algo valioso a través de cualidades extraordinarias objetivas, sino en el que lo extraordinario es de otro orden. Piel de rayón, una suavidad un poco tosca y tal vez por eso una piel más amada.

"No corras más. Tu tiempo es hoy": Ella corría, iba de un lado a otro, perseguía siempre algo que estaba más allá, como una manera de no estar en su presente real. Quedate, no corras, tu tiempo es hoy quiere decir: este amor te realiza, te salva de una carrera sin fin. También puede entenderse que el tiempo es del que le habla a la muchacha, como si le dijera: llegó el tiempo en el que puedo tenerte, es hoy. Hoy es el tiempo del amor. En todos los casos y para siempre: lo que es recuerdo o deseo no es tan amor como el encuentro presente.

3
Y no hables más, muchacha
corazón de tiza.
Cuando todo duerma
te robare un color.

Y no hables más muchacha: a mi esto me sugiere la graciosa imagen eterna de un hombre intentando callar un poco a la mujer con la que está. Sí, está bien, pero pará un poco. Se sabe de manera comprobada científicamente, que las mujeres son más dotadas para el lenguaje que los hombres. Por eso el público de las librerías es mayormente femenino. Pero parece que lo masculino es también rescatar a la mujer de esa verborrea para indicarle, con sus manos y su deseo, el final de las palabras y el camino de acceso a lo concreto. Sí, también la mujer hace que el hombre se deje de pavadas, de fútbol y rivalidades, para entrar en el mundo de lo concreto de una relación lograda, pero en este caso el elemento aludido es verbal.

Después dice: "corazón de tiza". Imagen de fragilidad, un corazón al que cualquier hecho marca. Por eso es delicada, ella, y debe ser tratada con suavidad. Cuando todo duerma, en consecuencia, le va a robar un color. No le dice barbaridades sexuales, le roba un color, con la idea de que las emociones fuertes del acto sexual son colores del alma antes que contracciones del cuerpo. Es como si dijera, esta moral amorosa que la letra de este tema expresa: el camino para llegar al amor es ser capaz de delicadeza. Claro, a los hombres les cuesta, se sienten un poco putos si en vez de querer los colores de la mujer la quieren partir al medio, pero lo cierto es que las mejores relaciones, las que duran y traen más felicidad, usan más el color que el hacha.

4
Muchacha voz de gorrión,
¿adonde vas? Quédate hasta el día.
Muchacha pechos de miel,
no corras más. Quédate hasta el día.

"Voz de gorrión": el gorrión, el rayón, el color robado, siento en esta letra un mundo de barrio porteño de otro tiempo, un Buenos Aires hermoso que está mezclado hoy con el nuestro, que sigue vivo, que está para ser despertado por cualquier toque que quiera hacerlo surgir. Voz de gorrión no es una imagen para tomar al pie de la letra, es una imagen. No lleva tanto a un "pio pio" (la versión Bonavena del amor, la Muchacha a la que Ringo pudo acceder) sino a una voz que surge de un cuerpito frágil, conmovido, palpitante, capaz de salir volando si se asusta. Me imagino la objeción: las perras de hoy no son así, no tienen colores y alitas sino mucho faso y birra y kilómetros recorridos, pero me atrevo a decir que esta letra capta más lo eterno femenino que las versiones más atrevidas de las grandes hermanas de hoy.

"Muchacha pechos de miel": este es el salto, me decía mi muchacha en el happy hour, llegó de los ojos de papel a los pechos de miel. Acá hay erotismo, concreción, poesía pero en acto.

5
Duerme un poco y yo entretanto construiré
un castillo con tu vientre hasta que el sol,
muchacha, te haga reír
hasta llorar, hasta llorar.

Por último: "Duerme un poco y yo entretanto construiré un castillo con tu vientre hasta que el sol te haga reír hasta llorar." Construir un castillo con tu vientre: admito que a Serrat no le toleraría esta imagen y lo tacharía de burdo y meloso, pero en el marco de este tema tremendo estoy completamente entregado y me llega como una prueba más de belleza. ¿Qué es construir un castillo con el vientre de la muchacha amada? Hacerle el amor, ir armando esa sensación que no está en ningún lado pero que es grande, consistente, maravillosa, soñadora, misteriosa como un castillo. Y esa construcción llega hasta el punto de hacerla reír hasta llorar. Sí, podemos decir que es un orgasmo, pero un orgasmo total, es decir de amor, uno que integra lo sexual y lo emocional hasta dar lugar a un estallido en el que el goce es tan profundo que recupera todas las tristezas pendientes, un placer que repasa lo vivido y lo acepta, un momento de reconciliación con todo, un encuentro de seres que hace resplandecer el mundo. Reír y llorar: intensidad entremezclada, el bien y el mal de la sensibilidad simultáneamente sentido gracias a un amor que lo produce y sostiene.

Conclusión: este tema es la piedra fundamental del rock nacional, una delicadeza que puede no parecer rockera por su suavidad pero que lo es por su potencia abrumadora. La fuerza del rock no necesariamente tiene que ver con el volumen y la violencia, es ante todo la fuerza de una emoción de sentir la vida y de querer. Una de las cosas más hermosas que escuché, cantadas de la manera más sentida e increíble por quien es, a mi modesto juicio, la figura más importante del rock nacional y hasta diría del arte argentino. Mi modesta opinión, conmovida y conquistada por esta bestia de la emoción.